Sobre aviso….una llamada de alerta
Soy
parte de una sociedad agraviada, como sudcaliforniano y como mexicano.
La
violencia de género, los feminicidios que han registrado los medios de
comunicación locales en los últimos días (tres para ser exactos), es tema de ineludible reflexión y que
remite a preguntarnos:
¿Desde cuándo hemos permitido que nuestro
tejido social se esparza y diluya en nuestras manos, sin importarnos su trascendencia
e impacto, sin percatarnos el grado de vulneración de los valores humanos y
principios fundamentales que como sociedad no solo debemos de mantener intactos, sino
promover con intensidad?.
¿Qué hemos dejado de
hacer?
¿Dónde están los
programas gubernamentales que van a la médula del problema, quién o quiénes evalúan sus resultados?
Lo
que sucede en nuestra capital, La Paz, no sólo es un problema de delincuencia
organizada, de lucha de cárteles de la droga, es por supuesto, en esencia, un problema más profundo que tiene su
origen en la entrañas de una sociedad carcomida e impávida que no parece
reaccionar ante una realidad cotidiana que nos duele y que solo le ponemos
atención cuando permea o afecta nuestro núcleo o intereses.
Entonces.
¿Para qué sirven las instituciones públicas y privadas, los grupos no
gubernamentales?
Vuelvo a preguntar:
¿Quiénes
de ellos han levantado la voz para denunciar o señalar la crisis moral que
vivimos hoy día los sudcalifornianos y que nos debe atañer a todos?
Lo
que pasó este fin de semana y que segó la vida de una extraordinaria mujer
profesionista, educadora y servidora pública ejemplar, dedicada en cuerpo y
alma a la niñez, es otra llamada de alerta, que nos debe poner a repensar lo
que como sociedad deseamos para nuestros hijos.
Como
padres de familia debemos hacer la parte que nos toca.
No podemos más quedarnos
insensibles ante la violencia que lesiona la fibra más delicada de una sociedad:
la familia, cuando la tocamos en su detrimento ponemos en riesgo todo.
Sobre
aviso, no hay engaño.
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