Entre Crisis y Remesas: Los Efectos sobre Nuestra Economía
Los efectos de la crisis financiera de los Estados Unidos empiezan a repercutir desfavorablemente en la economía mexicana. La reciente medición al nivel de envíos de las remesas de mexicanos en el exterior tuvieron durante el mes de agosto un comportamiento negativo al observar una caída del 12.2 % menor a lo registrado en 2007, y en un 4.3 % también menor a lo acumulado en el periodo enero-agosto del mismo año.
¿Pero qué impacto económico real tendrá este hecho? ¿Cómo lo podremos traducir o digerir los mexicanos ?.
Nos queda claro que la disminución en este indicador, derivado de un desaceleramiento en la economía del país vecino, mismo que empieza a dar visos de una crisis financiera descomunal, tendrá un impacto directo en el recrudecimiento en los estándares de pobreza en México, que van a requerir irremediablemente de una revisión o reorientación inmediata a los programas sociales que impulsa el Gobierno Federal, a través de la SEDESOL, sin considerar el impacto político negativo que va a tener que enfrentar el partido en el poder ante las elecciones de 2009, ya que la caída en las remesas afecta a las zonas rurales y a las comunidades más pobres del país.
Precisamente en su reciente comparecencia en el Congreso, el Secretario de Desarrollo Social, Ernesto Cordero, reconoció que “la crisis económica en Estados Unidos y el desplome en el envío de remesas podría incrementar la población que vive en condiciones de pobreza en México”.
Y agregó "Si bien únicamente el 6 por ciento de las familias en pobreza alimentaria reciben remesas del exterior, no es una cifra tan grande como se pudiera pensar, es un número importante de familias que van a recibir afectación y que necesitan ser atendidas”.
Por otra parte, sabemos que el debilitamiento de la economía estadounidense está afectando -allá mismo- a los sectores de la construcción y manufacturero, segmentos de la producción donde laboran -en mayor número- los connacionales y si a esto, le agregamos que el gobierno de los Estados Unidos ha incrementado los controles a la migración, la situación se torna grave y más difícil de revertir en corto plazo.
Mientras el tema de las remesas empieza a permear fuerte en nuestra economía, habría que añadir que México se enfrenta también a otras inercias económicas provocadas por el mismo fenómeno económico, como por ejemplo, la disminución en nuestras exportaciones y el prácticamente cierre de las fuentes externas de inversión y crédito, además de la ya inminente baja en el flujo de turistas norteamericanos a nuestros destinos. Evidentemente, lo hasta aquí planteado va a requerir del Gobierno de Felipe Calderón la implementación de un plan económico emergente que vaya mitigando gradualmente las consecuencias negativas.
Carlos Fuentes, el escritor mexicano dijo en su última colaboración en el periódico REFORMA que la crisis económica de los Estados Unidos es producto de una estrategia mal planeada que fue abonando la construcción de una “economía de papel, políticamente contradictoria: bajar impuestos y subir el gasto militar”.
Los yerros de los políticos estadounidenses como siempre, terminarán afectando la bien ganada estabilidad económica de México, que ya estábamos acostumbrados a disfrutar, con limitaciones sí, pero muy alejada a las crisis coyunturales que vivimos en 1994-1995 que afectaran directamente las finanzas familiares, el bolsillo de todos.
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